martes, 19 de mayo de 2009

AUDIENCIA DEL 15/05/09
En el día de hoy debían declarar nueve testigos, pero dos de ellos están fallecidos y uno padece de arteriosclerosis, por lo que fue eximido. El testigo Juan Carlos Miguel, policía bonaerense retirado, de 69 años, solicitó ser el primero en declarar por razones de salud.
DECLARACIÓN DE JUAN CARLOS MIGUEL
Interroga la Fiscalía:
Cumplió funciones como “personal disponible” en marzo de 1976 (cabo de guardia, ayudante, patrullaje), en la Cría. de Villa Martelli. Las fuerzas militares iban a la Cría. y hablaban con los oficiales de mayor rango, en el casino de oficiales del 1er. Piso, al que el personal subalterno no tenía acceso. “No recordó” cuántos hombres eran los militares, ni quién estaba a cargo de los mismos. El personal militar “permanecía en la Cría.” y sólo tenía contacto con él cuando salían a patrullar. En esos patrullajes participaba junto al personal militar, el que iba uniformado y en camionetas. No sabe a qué Cuerpo o dependencia pertenecía. “No recordó” el nombre del comisario ni si alguna vez el personal policial participó de algún operativo con los militares.
En la Cría. había teléfono y un televisor (en el casino de oficiales) y no tenían equipo de música.
Aneto era oficial de servicio y su apodo era “El Pelado”. La Fiscalía le preguntó si recordaba si en esos patrullajes hubieran detenido a alguien, a lo que respondió “No, en ningún momento vi que se llevaran a nadie”.
Interrogan las Querellas:
Describió la Cría., nombrando los casinos (de oficiales y suboficiales) en el primer piso, con baños con bachas, y nunca tuvieron pisos de madera. Estuvo en Cría. de Villa Martelli más de veinticinco años, “ignora” a qué iba el personal militar a la dependencia y nunca participó en ningún operativo conjunto. Se le preguntó si esos operativos eran antisubversivos, y respondió que el personal policial sólo “hacía control”. No había un operador fijo para el radio, lo atendía cualquiera. Reiteró que “después de ‘la toma’ (los militares), ya permanecían en la Cría.”
Cada detenido estaba en su calabozo, y “si había más (detenidos que calabozos), dormían como podían”. Eran habituales los incidentes por peleas entre los presos, y desconoce si en 1975 estuviera detenida Cristina Arévalo. El horario de visitas era de 13 a 16 hs., y no vio que hayan concurrido familiares de los mismos a medianoche, con comida. No vio nunca que se hubiera sacado a un preso de su calabozo para trasladarlo a otro lugar de la dependencia.
Había dos camas superpuestas, en el dormitorio. No sabe a qué hora se retiraba Aneto, “porque el oficial siempre permanece un poco más”.
Interroga la defensa:
Había teléfonos (pregunta ya respondida), a los contraventores se los alojaba en un patio, y las camas antes nombradas eran de hierro. No recordó si Aneto hacía los expedientes judiciales, y pocas veces iban jueces a la Cría. La defensora Berasain le preguntó si en algún momento había escuchado que se torturara a alguien. “En ningún momento”, respondió al mismo tiempo que el Fiscal De Luca protestara por ser esta una pregunta autoincriminatoria. Berasain insistió: “¿Vio entrar personas encapuchadas?” “En ningún momento”, reiteró el testigo. La presidente ignoró la oposición de la Fiscalía a ambas preguntas. Los vehículos de la Cría. eran Ford Falcon y VW 1500 y los pisos eran de cerámica. La defensora le preguntó si conocía la Cría. de Munro, a lo que asintió. Tenía dos plantas, garage, pero nunca subió al primer piso.
Interrogado nuevamente por la Fiscalía y las Querellas, dijo que accedía al casino de oficiales cuando éstos no estaban, y habían quedado a disposición de los militares sin ninguna comunicación específica de sus superiores. El ejército podía sacar a la calle al oficial de servicio siempre que quedara otro oficial superior en su lugar y no tiene conocimiento de que en el libro de guardia asentaran las novedades militares. En los controles de vehículos buscaban armas.
No recordó si en la noche del 15/04/76 hubiera un contraventor detenido.
DECLARACIÓN DE ALBERTO JORGE GUZMÁN
Ex policía, transportista, de 65 años.
Interroga la Fiscalía:
No está seguro si en abril de 1976 se desempeñaba en Cría. o en Infantería, ya que estuvo poco tiempo en la fuerza (un año, más o menos). Estuvo destinado a la Cría. de Villa Martelli, y al ser preguntado por la función que desempeñaba allí manifestó que “me manejaba con el comisario, porque no tenía experiencia (…), haciendo limpieza y cebando mate, no salía a la calle”. “No recuerda” si en el momento del golpe militar cumplía funciones en la Cría., tampoco si se hizo presente personal militar; “no recuerdo ni a mis compañeros”, recalcó. Aneto era un oficial, y cree que sus funciones eran determinadas por el comisario Omar Ferreño, como en su caso personal.
Interrogan las Querellas:
La Cría. no tenía casinos, sólo había una cocina en el fondo; no había planta alta ni escalera, y sí una terraza. Había radio motorola. Era posible que los detenidos “comunes” tuvieran radio comercial, y preguntado cuáles eran los detenidos “no comunes”, dijo que no había. No había camas, no se descansaba, “eran “épocas duras”, porque con el cambio de gobierno “algunas personas quedaban acuarteladas”.
Cree que recién estuvo en la Cría. en 1977, y no aseguró haber visto a ningún militar. Hacía limpieza en casi todas las oficinas; “¿Pasillos, escaleras?” – “Planta baja, sí”. Respondió. Esta respuesta motivó que se le exhibiera su declaración anterior, y que interviniera la presidente del Tribunal, actualizando su declaración de 1984, en la que había dicho que había un televisor y un teléfono en el casino de oficiales, que había conocido a Ventone (militar), que el trato era con los oficiales superiores. El testigo respondió: “No, no, no conocía ni los uniformes”.
La Fiscalía hizo notar otra contradicción: “Ud. dijo que los militares eran de Campo de Mayo y que eran de Infantería”, a lo que respondió “No, no declaré nada, es mi firma, pero jamás concurrí a un juzgado.” Volvió a negar y la Fiscalía marcó otra contradicción: en 1984 había declarado que al comisario Ferreño no le gustaba la actividad de los militares, a lo que el testigo respondió diciendo que el comisario era una excelente persona, pero no recordaba haber declarado eso.
La Fiscalía le preguntó entonces si había sido amenazado, o impelido a responder de alguna manera, a lo que respondió negativamente, y reiteró que “no recuerda”. La presidente del Tribunal le preguntó si lo que se leyó de su declaración anterior tampoco era recordado; “No, jamás estuve en San Martín y menos en ese año (1984). En los últimos treinta y tres años, esta es la primera vez que piso un juzgado.” Las Querellas solicitaron una investigación en relación con la posibilidad de falso testimonio, dado que el testigo estaba siendo claramente reticente. La Fiscalía, a su vez, pidió la detención del testigo por la misma causa.
Estuvo en la Cría. De Villa Martelli dos o tres meses y luego se lo envió a hacer el curso de Infantería, donde estuvo menos de un año. No usaba uniforme (trabajaba de civil), el horario de visitas era estricto (al mediodía y a la tarde), nunca hubo hostilidades en los calabozos, y no tenía contacto con el comisario, incurriendo en clara contradicción.
En ese tramo, el juez Cisneros comenzó a interrogarlo acerca de su vida personal anterior a haber ingresado a la policía, y posterior a su retiro. Contestó con toda precisión y claridad, y hasta recordó la numeración de la calle Roca, donde trabajaba como metalúrgico antes de 1076. La presidente Larrandart no hizo ninguna objeción; sí las hizo a la Fiscalía y a las Querellas cuando consideró que las preguntas “no se referían al caso juzgado”. Terminado su interrogatorio, Cisneros dijo que por lo visto no tenía problemas de memoria, y le pidió que fuera más preciso. La Fiscalía precisó que había declarado que había una terraza pero no escalera; que dijera cómo hacían para hacer guardia en la terraza. Contestó: “Creo que se subía por una escalera”. “¿Qué clase de escalera?” – “De las comunes”.- “¿De pintor?” - “Sí, sí, de las comunes”. Fue su respuesta. No reconoce el uniforme del ejército, pero hizo el servicio militar en ese arma. Los uniformes habían cambiado, él tenía oficio y no usaba uniforme, y recordaba que antes del cambio se usaban bombachas y después usaban saco.
La Querella por las Org. De DDHH adhirió al pedido de detención por falso testimonio.
Interroga la defensa:
“¿Toma medicación?” - “Sí, tomo Atenolol y aspirinetas, me trato con un cardiólogo, tuve infarto”, respondió. “¿Toma calmantes? ¿Va al psiquiatra o al psicólogo? ¿Tiene problemas de memoria?” Fueron las preguntas absolutamente indicativas de Berasain, que no recibió llamado de atención alguno de la presidente del Tribunal. Desde luego, el testigo dijo haber tenido problemas de memoria.
Los oficiales no dormían y no había camas en la dependencia. Luego se rectificó diciendo que el comisario y el subcomisario sí tenían camas, y que eran de madera. Preguntado si en la noche del 15/04/76 había escuchado gritos, la presidente del Tribunal, Lucila Larrandart respondió por el testigo: “No recuerda nada”. Al ser preguntado sobre el material de los pisos, dijo “Normal, de mosaico, creo.”
La presidente dio por terminado el interrogatorio y autorizó al testigo a retirarse; la Fiscalía y las Querellas le recordaron la solicitud de detención del testigo por falso testimonio (que la Sra. Larrandart había “olvidado”), a lo que la jueza respondió ordenando un cuarto intermedio para fijar su posición. Al reanudar la audiencia, la presidente dijo “no tener pruebas de flagrancia” y desestimó la detención del testigo, lo que produjo el estupor indignado de los presentes y la otra parte.
DECLARACIÓN DE ERNESTO MARCELINO LUPIZ
Jubilado de la Policía Bonaerense, 62 años.
Interroga la Fiscalía:

Estuvo destinado en la Cría. de Villa Martelli en la fecha de los hechos, y también el 24/03/76. Era oficial de servicio, cumplía de 19,30 a 12 hs. y no salía a la calle. No estuvo presente el 24 de marzo, por haber estado de vacaciones. Los militares cumplían servicio nocturno, no tenían asiento en la dependencia, permanecían en los vehículos y sólo creía haber visto a un militar en una ocasión, pero jamás había hablado con él. No tuvo conocimiento acerca de operativos conjuntos y los militares no les informaban sobre lo que pasaba en los operativos de esa fuerza.

Los móviles que usaba la policía eran una camioneta Estanciera vieja y camionetas Dodge, todas identificadas. El ejército se movilizaba en camionetas “guerrilleras” (entoldadas, con asientos atrás).
Conoce a Alberto Aneto, que se desempeñaba como oficial inspector y jefe de turno.

“¿Qué significa ‘área libre’”? A esta pregunta respondió que cuando el jefe de dependencia o de turno, por cualquier circunstancia tenía que movilizarse a otra circunscripción, tenía que pedir autorización a la unidad regional, y ésta a su vez, a Campo de Mayo.
Describió el edificio de la Cría. tal como era en 1976, nombrando la escalera y el primer piso, donde estaban los casinos con sus baños y cocinas.
Había dos teléfonos: uno en la guardia y otro en el despacho del jefe, en planta baja, y que la única ducha de la dependencia era del comisario”.
El comisario o el oficial de servicio recibían órdenes de un asiento militar en la calle Gaspar Campos; este régimen se implementó luego del 24/03/76. No hubo aviso oficial y el comisario le comunicó la novedad de palabra: “había un interventor”. No sabe a qué dependencia pertenecían los militares ni si Aneto tenía apodo.

Interrogan las Querellas:
Los militares no tenían lugar asignado, y sólo bajaban de los móviles a preguntar algo o dar directivas. El personal policial tenía “libertad de movimiento”, “desconoce” si hubo operativos conjuntos; “nunca tuve conocimiento de pedido de área libre”. Preguntado en qué consistía la intervención militar, respondió: “no me quedó claro, porque me dijo el comisario que había un interventor y lo vi una sola vez”.

Los presos tenían radios comunes, las armas que había en la Cría. eran las reglamentarias, ametralladoras y escopetas Itaka; “le parece” que el personal que vestía de civil era “la gente de calle”, los únicos autorizados. Al pedírsele que diera ejemplos de las “novedades” que pedían los militares, dijo que “interpretaba que si teníamos información con respecto a los subversivos”; el comisario nunca les había transmitido las tareas que traía de Gaspar Campos.

“¿Recuerda qué hizo Aneto en la noche del 15/04/76?” – “Sí. Se abocó a a instruir un sumario por infracción a la ley de juegos prohibidos”. “Pudo haber sido el infractor a la ley de juego el detenido que se sacó del calabozo”, nunca vio visitas a la medianoche, él no las autorizaba. Nunca había habido incidentes ni peleas entre los detenidos.

Dijo haber intervenido en un procedimiento contra la guerrilla, a dos cuadras de la Cría., contradiciéndose de su declaración de pocos minutos antes. “No recordó” si alguna vez había salido por infracción a la ley antisubversiva. Sí recordó haber inspeccionado los calabozos la noche del 15/04/76. Los militares iban a la Cría. dos o tres veces al día, y eran de Campo de Mayo.

En el casino de oficiales “había dos camas de madera con elástico de madera”, lo que llamó la atención del Fiscal: “No le pregunté eso, ¿por qué lo aclara?” No contestó. Al serle exhibida una lista del personal actuante, dijo que estaba completa, en contradicción con su declaración de 1984, ocasión en que la consideró incompleta; advertido, se retractó diciendo que estaba incompleta, “faltan oficiales”.
Los militares que iban a la Cría. eran oficiales, tenientes o subtenientes, con uniforme de fajina.

Interroga la defensa:
Los pisos estaban revestidos con una capa de goma. Exhibido el libro de guardia, reconocidos sello y firma, dijo que Aneto entraba a trabajar a las 19.30 hs., hasta las 11,30 del día siguiente. El oficial de guardia podía autorizar el acceso de visitas con comida fuera de horario. Aneto era “el 2do.” del comisario, sólo podía salir ante un hecho grave, y con personal de la dependencia. La Fiscalía objetó las dos próximas preguntas por autoincriminatorias: si tenía conocimiento de que en la Cría. se torturaba y si en la misma habían ingresado detenidos encapuchados. La presidente del Tribunal ignoró las oposiciones. Obviamente, el testigo respondió negativamente a ambas.

La Fiscalía le preguntó cómo recordaba que el comisario se había retirado el 15/04/76 a las 24 hs., a lo que el testigo respondió que “me acuerdo de este hecho puntual porque fue un hecho muy importante” – “¿Y el 26 de junio?” – “No sé” – “¿Por qué es un hecho puntual, cuál es el hecho puntual?” - “No, no pasó nada, absolutamente nada. Tenía que retirarse, otra cosa es que me acuerde por qué” – “¿Cuál fue el hecho importante que usted nombró?” – “Lo que recuerdo es que vino el contraventor.” – “¿Recuerda si el 27/06/76 estuvo un contraventor?” – “No, no” – “¿Puede recordar algún otro?” – “No.” – “¿Sólo el que fue el 15/04/76?” No respondió.
Se había hecho el informe ambiental del contraventor y lo había hecho Leiva. Pero no recordó cuándo había sido semana santa.
La Querella por la familia Avellaneda preguntó entonces: “¿Ha tenido alguna entrevista o consultado alguna información para venir a declarar?” – “No”. Respondió el testigo, tras lo cual se ordenó un cuarto intermedio y se dio por finalizada la declaración de Lupiz.

DECLARACION DE ROBERTO MARIO OSCAR ECHAVE

Interroga la Fiscalía:
Prestó servicio en la Cría. de Villa Martelli desde 1976, en funciones administrativas, y por eso no salía de la dependencia. “No recuerda” cuántas horas debía prestar servicio, ni el nombre del comisario, ni del subcomisario. Recordó que Aneto era su superior, “tal vez oficial inspector”, pero no sus funciones específicas.

La Cría. tenía planta baja y primer piso. Se accedía al primer piso por una escalera recta. No recordó si había compartimiento para oficiales y suboficiales, ni si había camas. “Cree” que había dos teléfonos, uno en la guardia y otro en el despacho del comisario. Había radio, pero no recordó quién la atendía. Tampoco recordó haber hecho o tener conocimiento de que se hicieran operaciones conjuntas con personal militar. “Desconoce” que la comisaría estuviera subordinada o dependiera de los militares.

Interrogan las Querellas:
Prestó servicio hasta el año 1978 o 79 en Villa Martelli, había armas largas (ametralladoras) y reglamentarias, y “desconoce” qué significa “pedir área”. No participó nunca en algún operativo de control, “pudo” haber cumplido horario nocturno. No recuerda días ni horarios de visita, pero supone que eran de día. No vio ingresar visitas durante la noche ni sacar a un detenido por infracción del calabozo.

Interroga la defensa:
“Pudo” haber estado en la oficina de expedientes, en tareas administrativas, y no visitaba ni revisaba los calabozos. “No recordó” dónde se alojaban los contraventores, ni si había teléfono en el primer piso, ni el material de los pisos. La Cría. no tenía garage, y no conocía la Cría. de Munro.

La Fiscalía y las Querellas solicitaron que se le exhibiera su declaración anterior (1984), en la que dijo “que se trabajaba en forma operacional con Gaspar Campos, que era donde había que pedir área” y se refería a la intervención militar; dijo no recordar. Las Querellas señalaron otra contradicción que tenía que ver con una lista del personal, pero la presidente Larrandart no hizo lugar y acotó: “No recuerda”.
Se desempeñó en Castelar luego de Villa Martelli, hasta el año 1984, y pasó luego a la Brigada de Seguridad Islas, hasta ser ascendido a subcomisario.
El Dr, Zamorano le preguntó cómo siendo oficial de carrera, podía tener ese grado de total desconocimiento de la función policial. No respondió.

DECLARACIÓN DE PÁNFILO LEIVA

Retirado bonaerense, 78 años.
Interroga la Fiscalía:
Se desempeñaba en Villa Martelli en Abril del 76. Era administrativo. Permanecía en la dependencia, y sólo cumplía funciones afuera en servicios adicionales.
Después del golpe del 76, a los pocos días hubo una “especie de toma” de todas las comisarías por parte del ejército, y quedaron supeditados a sus órdenes. “Ellos nos indicaban lo que teníamos que hacer”; la actividad diaria no varió: “Yo era administrativo y estaba con los papeles.”
“Nos enteramos por los medios de difusión del problema que acaeció y creo que no nos reunieron ni nada, no tengo memoria de eso”.
A partir del golpe, se advirtió la presencia de militares en la Comisaría, unos 12 o 14 militares que venían con su vehículo, entraban a la oficina del jefe y ahí hababan todo. “Yo desconozco lo que hablaban”.

Usaban vehículos del Ejército, como los de la policía, con asientos de madera atrás. No estaban en forma permanente, venían a la tardecita, salían a la calle y volvían al día siguiente. La presencia era habitual, diaria, salvo a la noche. Si había algo que comunicar tenían un teléfono.

No sabe cuál era la actividad que desarrollaba este personal cuando se iba de la Cría., porque “yo no actuaba con ellos. Desconozco. La caratulación de ese grupo decía que era un “grupo de represión”, pero no sé de que manera reprimía.”
Supo que alguna vez utilizaron gente de la Cría., pero no tiene conocimiento de eso, no salía de su Oficina para nada.

No sabe de qué cuerpo eran los militares. Tampoco recordó si alguna vez éstos detuvieron a alguien. Describió la Cría.: la oficina donde trabajaba estaba al fondo de la planta baja. En el primer piso, había un casino de oficiales, al cual se llegaba por una escalera.

Del grupo de represión, bajaba el oficial y el resto del personal quedaba en el vehículo. Se quedaban alrededor de media hora o algo más. Los militares que entraban, iban a la oficina del comisario, en la Planta Baja. Había un teléfono en la guardia y otro en la oficina del jefe. En la parte de arriba no había servicio telefónico.

Conoció a Aneto, era oficial y cumplía funciones en la calle. A veces levantaba a un hombre de la Cría. y lo llevaba, pero no tenía personal destinado a ese trabajo. Estaba a toda hora. En ese entonces no tenía horario para trabajar. Podía ser que Aneto se haya desempeñado en una época como oficial de servicio, pero para la época del golpe, estaba como encargado de calle.

El 24/03/76 hubo una especie de toma de la Cría., y de eso tuvo conocimiento por los diarios y la radio. Los militares daban órdenes al jefe, y él no decía las órdenes que recibía.

Trabajaba como administrativo, pero no supo qué era lo que quedaba asentado en el libro de novedades, ni si las novedades de orden militar eran asentadas en los libros policiales, y no tiene información de que allí haya llegado alguna persona detenida por militares.

Gaspar Campos era un lugar donde los militares tenían una especie de Comando, pero no sabe quiénes estaban ahí, ni vio personal militar con detenidos que fueran a Gaspar Campos, ni lo habría detectado nunca pues “estaba trabajando en el fondo”, de 13 a 20 hs. “…lo único que recuerdo es que era un Tte. Coronel., yo no tenía trato con ellos…” Se vestían con ropa de fajina, y nunca los vio de civil ni en móviles que no fueran del ejército.

Interrogan las Querellas:
Trabajó en la Cría. durante veintiséis años, en el primer piso no había teléfono ni baños, había radio policial pero no común. Los militares no tenían lugar asignado. Se le hizo notar que su anterior declaración había dicho que el lugar era asignado por el comisario. Alegó no recordar.
El personal de calle no vestía uniforme y el tipo de vehículo que usaban dependía de la función que debían cumplir: “Si es servicio para acto público van con el vehículo de la repartición. Ahora si van a investigar algo más delicado o están buscando un autor andan con vehículos particulares, con sus propios vehículos. Tampoco la comisaría tenía vehículo particular asignado a esas tareas”.
Los militares, cuando iban de noche a la Cría., hablaban con el jefe y se iban, no se quedaban en la dependencia.

Preguntado acerca de si estuvo en la Cría. el 15/04/76 desde las 20 hs., dijo no poder recordarlo. La Querella intentó exhibirle el libro de guardia, pero la presidente del Tribunal volvió a hablar por el testigo, desalentando al abogado querellante: “No lo recuerda”, dijo. Sí recordó que los militares se quedaron un tiempo después del 24/04/76: “Se quedaron por un tiempo, no sé cuánto, hasta evacuar la subversión.”
Las visitas a los detenidos eran con horarios (no los recordó) y durante el día, y no le consta que hayan ingresado durante la noche. No vio sacar a detenidos de su calabozo para llevarlos a otro ámbito, ni subió al casino de oficiales.

La defensa le preguntó si había garage en la Cría.: “No, había una entrada de coches que después se clausuró.” Dijo también que no había camas. No hubo más preguntas.

DECLARACIÓN DE DAVID ARNOLDO DOLSCH

Policía en actividad, 63 años.
Interroga la Fiscalía:
En 1976 se desempeñaba en la Cría. de Villa Martelli como cabo de guardia, agente o bien “disponible”. No recuerda qué horario cumplía. Después del 24/03/76, hubo cambios: “Estábamos con trabajo más estricto, nos ponían a cumplir el servicio, a baldear, a tener todas las cosas limpias…” Los militares iban a la Cría. a preguntar en la guardia, a hablar con el comisario y luego se retiraban; llegaban en jeeps, camionetas, o camiones, no recordó cuántos eran.

No apoyó ni participó en ningún procedimiento que realizara el personal militar, y “tal vez sí, tal vez no”, haya participado en controles vehiculares. No se enteró de que a partir del golpe la policía estaba bajo el mando militar ni si el comisario recibía órdenes, ya que “se encerraban en el despacho”.

Aneto era oficial de servicio o tal vez jefe de turno; quedaba como jefe en la Cría.; “…podía estar 8, 16 o 24 horas, un fin de semana completo, eso lo manejaba el comisario”. No recordó si en algún momento se desempeñó como personal de calle. No sabe si tenía un apodo.

Describió la Cría., nombrando el primer piso, la escalera, el casino, el baño, el radio y dormitorio. A este sector tenían acceso los oficiales, no recuerda haber visto allí a militares.
Había dos teléfonos, en la guardia y en el despacho del comisario. No en el 1er. Piso. No sabe de qué cuerpo eran los militares, que estaban vestidos de fajina.

Interrogan las Querellas:
El persónala militar llegaba hasta la puerta, no entraba. Participó en operativos militares como apoyo, interceptando vehículos, manejando. Salían con los militares; “lo demás lo hacían ellos”. A los detenidos los llevaban a la Cría., cree que sin imputación, porque los largaban en la puerta. No sabe si los detenidos tenían ingreso normal, porque él ingresaba y no sabía nada más; tampoco sabe si se anotaban los ingresos en la Cría.

No recuerda cuáles eran los horarios de visita de los detenidos, ni si alguna vez se le hubiera permitido ingresar a un familiar a medianoche, o sacar a un detenido de los calabozos para pasar la noche en otro lugar de la Cría. Tampoco recuerda si el personal de calle cumplía sus funciones de civil.

Interroga la Fiscalía:
No sabe qué pasaba con los detenidos que llegaban a la Cría., “…cada uno volvía a su trabajo, no recuerdo si pasaba otra cosa”. Sabe que había detenidos por los militares pero “no tenían acceso; se los llevaban a la Cría. o los dejaban en libertad” – “¿Con qué motivo?” Preguntó el Dr. Zamorano. Intervino la presidente del Tribunal, Lucila Larrandart, alegando que “no entiende” la pregunta, y que la misma no tiene que ver con la causa. Otra de las intervenciones insólitas de la Sra. Nunca vio sacar a un detenido/a de los militares. No recuerda si en marzo o abril de 1976 el personal de calle cumplía funciones de civil, y no sabe ni recuerda qué pasaba con los que quedaban detenidos por los militares. Especificó que nunca había visto detenidos de esa condición. Había inspecciones que realizaban los jefes.

Interroga la defensa:
No recuerda que la Cría. haya sido visitada por jueces. Conoce el primer piso, y los pisos de los casinos eran de cerámica y de plástico (suboficiales y oficiales). La Cría. no tenía garage y conoce la Cría. de Munro aunque no recuerda cuántas plantas tenía.
Se da por terminada la audiencia y se ordena cuarto intermedio hasta el 18/05/09 a las 9,30 hs.


Prensa LADH- Filial San Martín.

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